Circo Financiero en Colombia

Ser un colombiano de estrato medio en este “país de maravillas” es como ser el protagonista de una tragicomedia interminable. Hoy quiero compartirles mis hilarantes desventuras en el enrevesado y caótico mundo del sector financiero, donde los bancos son como el Rey Midas al revés, convirtiendo todo lo que tocan en deudas y desgracias.

Para empezar, firmar un contrato con un banco es como firmar un pacto con el mismísimo diablo, solo que este diablo usa corbata y te sonríe con dientes de interés compuesto. Te ofrecen cuentas de ahorro con intereses “atrae-tontos” que desaparecen más rápido que un político en campaña después de las elecciones.

Y qué decir de los créditos. Pedir uno es como entrar a un ring con un león hambriento y esperar salir ileso. Te endulzan el oído con promesas de dinero fácil de pagar en cuotas, pero te clavan un pagaré que te persigue como la sombra de la indigencia que significara cuando no puedas pagar.

Y si por alguna razón pierdes tus inversiones por corrupción o yo que se, el Fogarín está ahí para consolarte con un “no se preocupe, solo perdió su casa, su carro y su dignidad, pero al menos tiene un par de pesos para el bus”. Es como un club de la desgracia, donde todos son bienvenidos con una copa de lágrimas y una sonrisa de compasión.

Ser un colombiano de estrato medio en el mundo financiero es como ser un equilibrista en un circo de ilusiones y engaños. Nos hacen creer que somos protagonistas de nuestras vidas, pero en realidad somos extras en un guion escrito por banqueros y políticos corruptos que acomodan la normatividad a sus intereses.

así es la vida en este “paraíso terrenal” llamado Colombia. Donde los bancos son los nuevos dioses y nosotros, los mortales de a pie, somos los adoradores de sus templos de deudas y desesperanzas. ¡Qué viva el humor negro de nuestra realidad, y que nunca nos falte la risa para sobrevivir a este teatro de absurdos!

Es importante vociferar que no todo es un desastre en el sistema financiero de este platanal de contradicciones. Algunas piezas han funcionado mezquinamente y han asegurado cierto futuro para la patria, más turbio que prometedor claro está, esa misma patria que ha sido el salvavidas de este sistema en momentos de crisis, aunque tristemente, ha condenado a muchos otros al empobrecimiento cuando han necesitado de su ayuda.

Es crucial tener en cuenta que estos puntos positivos no justifican los innumerables fraudes por los que las empresas disfrazadas de bancos comisionistas o yo que se, no rinden cuentas a través de artilugios legales, ni tampoco las letras leoninas que esconden sus contratos, ni las inversiones que han sumido a miles en la pobreza. Muchos caen en la trampa de confiar ciegamente en fondos de inversión corruptos, creyendo ingenuamente que obtendrán ganancias, cuando ni siquiera los grandes capitales del mundo se arriesgarían a invertir en ellos.

Y hablemos del “lavado de activos”, ese pasatiempo preferido de algunos políticos, banqueros y empresarios. Es como el arte de esconder la suciedad bajo la alfombra, solo que, en este caso, la alfombra es la economía nacional y la suciedad son los millones provenientes de negocios turbios que circulan como si nada por el sistema financiero y que han garantizado la existencia de un país llamado Colombia. ¡Qué maravilla de juego, donde el que gana es el más sucio!

Todo esto ocurre a pesar de que el sector financiero ostenta una calificación financiera respetable fruto de la fortaleza del mismo sector frente a las crisis nacionales e internacionales, fortaleza que hemos construido los colombianos, que no nos engañen, porque ha sido a costa de nuestras desgracias demostrando que en este país la impunidad campa a sus anchas, o si no preguntémosles a las víctimas de Inter bolsa.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll to Top